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Fiesta con mucha tradición y arraigo desde el siglo XVI, celebrada en honor a las Santas patronas de Huéscar, Alodía y Nunilón. Esta tiene lugar en torno al Lunes de Pentecostés día en el que se pone fin a las fiestas con una romería.

Durante estos días de fiesta muchos son los eventos que se suceden como novenas, verbenas, concurso de trajes típicos, desfile de carrozas, procesión con ofrenda floral a las Santas patronas donde multitud de personas van ataviados con el traje típico.

Pasados los 50 días preceptivos en que las Santas permanecen en Huéscar, llega el momento de trasladarlas en romería hasta su ermita en el monte, lugar en el que esperan los vecinos de la Puebla de Don Fadrique para recogerlas y llevarlas a su localidad, donde tradicionalmente permanecen hasta el día de San Juan.

Desde hace unos años, la entrega se realiza a las 12 del mediodía. Con una línea dibujada en el suelo se delimita la zona en la que deben de ser cedidas las Santas a los vecinos de la Puebla, o bien, depositadas en una pequeña mesa a la que pocas veces llegan, pues, tensión y nervios, hacen que pasen de unas manos a las otras. Durante todo ese tiempo muchos son los cánticos que se suceden de una parte y otra.

Días de alegría, devoción y disfrute se suceden en torno a esta festividad cuyo centro es la Plaza Mayor. Una fiesta destinada a vecinos y visitantes donde poder conocer todas nuestras costumbres y tradiciones.



HISTORIA DE LAS SANTAS

Alodía y Nunilón, eran hijas de padre musulmán y madre cristiana, al ser su padre musulmán debían profesar la fe de este. Siendo niñas, su padre murió y su madre las educó en la fe cristiana. Poco después murió la madre, quedando estas al cargo de su tío, quien pronto descubrió que no era la fe musulmana la que había seguido.

Su tío las denunció a las autoridades quienes intentaron persuadirlas para que renunciaran a su fe. Tras obtener una respuesta negativa, fueron condenadas a muerte. El 21 de Octubre del año 851 Las Santas, Alodía y Nunilón fueron decapitadas.

Sus reliquias fueron depositadas en el Monasterio de Leyre en Navarra. La tradición de las Santas llega a Huéscar por medio de Leonor de Aragón, esposa del conde de Lerín, quien tenía vinculación con el monasterio de Leyre y profesaban la devoción a las Santas.